Requiem por el amigo que no está...



¿Te has preguntado, querido lector, que pasó con los amigos que acompañaron tu infancia, tu adolescencia y tantas etapas maravillosas de tu vida? Esos que nunca olvidarás, que te marcaron en el corazón, unas veces dejando cicatrices que aun no sanan, y otras dejando una huella que no quisieras borrar. Pero sobre todo ¿Quién no recuerda al primer mejor amigo?

Recuerdo a mi primer gran amigo, su apellido era Aquino, era de cuerpo pequeño, ojos grandes y eternamente preocupados. Era su único amigo, y él era el único que entendía mi temor patológico a acercarme a los otros niños. La naturaleza me había dotado de un exagerado sentido de autoprotección, además de un problema serio de pies planos que me hacían el centro de todas las bromas pesadas de los demás.
Pero lo del pobre Aquino era insufrible, bastaba que golpearan repetidamente las carpetas para que saliera despedido hacia la puerta de salida... "¡Temblor!" gritaba mientras corría despavorido. Todo el mundo riendo, y yo intentando calmarlo. Recuerdo haber pasado todo el año ayudándolo a concentrarse en mantener la calma, a no caer en las bromas de los otros niños, en fin, a no ser tan cobarde. Y lo logré... a medias, él había crecido sin padre, y yo era lo más parecido que tenía en ese momento. Cuando estaba a punto de darle uno de sus frecuentes ataques de pánico, me miraba e inmediatamente intentaba calmarse.

Al final del año, lamentablemente, tuve que cambiarme de colegio, recuerdo la mirada de Aquino cuando le dije que me iba, era la expresión de los condenados a muerte. "Él sabe" pensé, y yo también lo sabía, solo no podría, pero ya esa decisión escapaba de mi. Cuando fui a mi nuevo hogar (olvidé decirlo, también nos mudamos), tuve terribles pesadillas durante varios meses, me imaginaba a ese primer amigo sufriendo las crueles bromas que sabemos hacer cuando somos niños. Con el tiempo olvidé, o decidí dejar de recordar. Nunca supe que fue de él, si sobrevivió a la escuela o si logró ser alguien en la vida. Pero lo recuerdo con afecto infantil, con defectos y todo, él fue mi primer amigo.

Esto va por ti, viejo amigo, en este mundo o en el otro, brindemos por los viejos tiempos...