El Perú Post-terremoto...


El terremoto del día miércoles remeció lo mas profundo de nuestro ser. Todos recordaron hasta a familiares que nunca visitaron, abrazaron a sus padres cual si fueran niños y, en muchos casos, se desesperaron por teléfonos muertos que no permitían la comunicación con el familiar o amigo lejano.

Luego del terror, vino el dolor por los hermanos del Sur. Para los que somos demasiado jóvenes como para recordar un catástrofe de esta magnitud, las imágenes de casas destruidas y cadáveres regados por doquier fueron devastadoras. Nunca había visto, a título personal, tanta desolación, y si lo hice, fue en latitudes fuera de nuestro territorio; sentí tristeza, obviamente. Pero es muy distinta el dolor cuando se trata de tu propio país, es terrible ver morir a tus compatriotas.

En el momento en que escribo estas líneas, ya hemos sobrepasado el medio millar de víctimas, y la cifra amenaza con aumentar conforme avance el trabajo de los rescatistas.

En este punto cabe hacer una pausa, para levantar mi voz de protesta. Desde el primer día los canales de la televisión local vienen realizando una amplia cobertura de los hechos. Labor necesaria, está de más decirlo. Sin embargo, lo que no es necesario, a mi modesto parecer, es esa dramatización exagerada de cada historia, las preguntas inhumanas "en aras de la rigurosidad periodística".

Es indignante ver como, cual buitres, algunos reporteros se acercan a algún desdichado que acaba de perder toda su casa o familia y, luego de las preguntas de rigor, insisten sobre su situación emocional "¿Cómo se siente?", es la primera pregunta, y continúan insitiendo hasta que el entrevistado comienza a llorar desconsoladamente. Y la pregunta es ¿Era necesario llegar a ese límite? No sé si era tan importante hacerle perder la calma de esa manera, a alguien que solo cuenta consigo mismo en ese momento. Esa pregunta siempre me pareció totalmente estúpida e innecesaria, incluso cruel ¿Qué cree el periodista que el entrevistado le responderá?: "Perdí todo lo que tenía y a todas las personas que amaba, pero me siento bien"¿Cómo demonios cree que se siente una persona después de perderlo todo? El respeto por la dignidad humana debe estar siempre por encima del rating.

Creo que las respuestas están dentro de cada uno. Al menos para mi, los cadáveres en el suelo, las casas destrozadas, y las personas pidiendo ayuda entre lágrimas, fueron suficiente para tocar cada fibra de mi ser. Las campañas televisivas pidiendo ayuda son necesarias y creo que allí sí es necesario mostrar historias individuales que hagan hincapié en las necesidades de nuestros hermanos del Sur. Pero siempre respetando la dignidad de cada uno, basta de una vez por todas de lucrar con el sufrimiento, se supone que somos comunicadores, nuestro trabajo es informar objetivamente, no solo para recibir las felicitaciones del director de prensa, o para merecer el cheque a fin de mes. Nuestro compromiso tácito es contribuir a la construcción de una sociedad más igualitaria, más justa, más informada. No contribuyamos a seguir deshumanizando el mundo. Comuniquemos, colegas.