Creer o no creer, he ahi el dilema...

Pues bueno, este es un tema que nunca perderá vigencia. Yo soy creyente, es algo que no negaré, y que tampoco me avergüenza, aunque muchas personas piensen que debiera ser así. Algo que le dije hace un año a un compañero fue: "Ser creyente hoy en día, es casi tan difícil como lo fue ser ateo en los años 70".

No pretendo convencerte de que Dios existe, y si no creyera, tampoco intentaría convencerte de lo contrario (si eres creyente), pero si quiero decir que el creer no me hace daño, ni me convierte en una persona menos valiosa, ni menos interesado por los problemas que aquejan a nuestra sociedad. He conocido de todo en mi aun joven vida: creyentes muy activos, incluso enfrentándose a sus propios líderes religiosos en busca de justicia social, y  los he conocido cómodos en sus sillones viendo la película del domingo mientras allá fuera se cae el mundo a pedazos.

También he conocido ateos que darían su vida por sus convicciones sociales, y muy humanas, y otros que deliberan sin fin y jamás abren los ojos a lo que sucede a su alrededor. Es decir, que he conocido de todo en ambos bandos, y siempre me sorprendió ver que a la larga nuestras diferencias son tan mínimas como absurdas, a la larga la fe es creer con una voluntad casi ciega en algo, no necesariamente divino. Como los que creemos en un mundo mejor, o en que se puede hacer algo por el medio ambiente enseñándole a la gente a no tirar la basura al piso. O los que creen aún en el comunismo como la solución a muchos problemas (de igual manera para los que piensan así sobre la democracia).

Eso, mi estamado (a), se llama fe, eso en lo que crees (en tu persona, en tus convicciones, en tus fuerzas), es tu fe, es el objetivo por el que vives día a día. Es lo que te da fuerzas, y por lo que jamás dejarías de luchar, basado en lo que crees. Porque eso somos los seres humanos, somos animales de creencia, de costumbres, como el científico que cree a carta cabal en sus métodos, y el niño que cree que su padre realmente es invencible. Al final todos creemos en algo, material o inmaterial, y eso nos da fuerza, nos ayuda a sobrellevar los pésimos momentos que esta vida a veces nos tiene preparados.

Y sí, de repente tienes razón y a veces en lo que creemos algunos no son más que ilusiones, o la necesidad de aferrarse a algo; la pregunta es: Con todos los problemas reales por los que pasa el mundo ¿Es de veras tan importante hacer que la gente deje de creer? ¿De veras piensan que es el creer en algo lo que ha hecho de este mundo lo que es actualmente? No lo creo, porque he visto ambos modos de pensar, y he visto la misma luz y las mismas sombras en cada uno de nosotros. Y son las sombras las que me preocupan... más que creer o no creer.