Zapatero a tus zapatos...el reto económico del cambio mundial

Como bien saben, hay muchos movimientos que promueven la toma de medidas urgentes en pos de disminuir en algo los graves efectos del calentamiento global. No es menester mío mencionar qué agrupaciones o movimientos se dedican a esta loable actividad, sin embargo, creo que muchos compartiran mi modesta opinión: Hay la sensación de que nada cambia.

Y esta sensación es más notoria cuando aparece una noticia del tipo: "El movimiento ecológico X y la comunidad científica, insistieron en la necesidad de que los Gobiernos tomen medidas inmediatas para reducir la emisión de gases contaminantes" ¿Les suena familiar? Uno se alegra de ver estas noticias, pero también sabe que es muy poco probable que algún estado tome acciones que, de alguna manera, tienen que ver con su desarrollo tecnológico y económico (Un ejemplo claro: La industria china).

Esta perspectiva se puede notar en el pomposo, pero poco efectivo, Protocolo de Kioto, rechazado por EE.UU. (uno de los países que más contamina) y muy venido a menos en los últimos años. Estaba pensando en esta situación hace un par de días, y pensaba en las transnacionales, sobretodo las dedicadas al negocio de los combustibles. De pronto...una luz.

Un portal de noticias daba detalles de una propuesta de 99 compañías de gran envergadura, en la que proponen una forma de hacer lucrativas las acciones en defensa del medio ambiente. El objetivo es que esta propuesta sea debatida en la próxima cumbre del G8. La lógica es simple, a decir del Vicepresidente de Deutsche Bank (una de las 99 compañías): "Si los líderes pueden acordar un sucesor a Kioto que esté basado en límites y comercio, y crean un mercado global de dióxido de carbono… ahí sí podemos hablar de negocios”.

Y aunque me cueste aceptarlo, es una verdad a voces, los Gobiernos y trasnacionales solo le prestaran atención al medio ambiente cuando cuidarlo sea rentable. De repente llego el momento de presentar propuestas desde otras perspectivas. La defensa del medio ambiente no debe solo defenderse, debe venderse. Es, al parecer, la única forma de unir fuerzas.

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